Te cuento.
No podemos controlar todo lo que nos sucede en la vida, pero sí podemos decidir cómo reaccionar ante ello.
Y no lo digo yo; lo han dicho grandes mentes como Epicteto, Marco Aurelio y Einstein.
Aunque no lo creas, nuestro mayor obstáculo somos nosotros mismos.
Eres tú contra ti mismo.
Más allá de tus habilidades y conocimientos, la mentalidad que adoptes determina cómo percibes el mundo, tomas decisiones y actúas.
Puedes creer que no eres bueno en algo y que nunca podrás cambiarlo, que el mundo está lleno de dificultades insuperables o que la gente está en tu contra y no te permite avanzar.
En realidad, es tu cerebro jugándote una mala pasada. Eso es la mentalidad fija.
Pero, estamos de suerte: tiene solución.
Puedes transformar ese “no sé” en una motivación para aprender. Puedes empezar a valorar todo lo bueno que ya tienes en tu vida. Puedes buscar soluciones en lugar de culpables.
Eso se llama mentalidad de crecimiento.
Y lo mejor de todo: esta mentalidad puede aprenderse y enseñarse.
Así que, ¿qué decides?
Puedes seguir creyendo que tus habilidades son inamovibles, o puedes empezar a cultivarlas y dar lo mejor de ti mismo.
Si quieres profundizar en este templo, te recomiendo:
Gracias por leer.
Ya sabes, si te ha gustado: suscríbete, da like, comenta y comparte.
Mira, no soy médico, ni psicólogo, ni preparador físico, ni asesor financiero. Lo que te comparto aquí viene de los libros que leo y que voy poniendo en práctica en mi vida.
Ojo: lo que hagas con estos consejos es cosa tuya. Úsalos bajo tu responsabilidad.