Te cuento.
Imagina que toda tu vida cambia de la noche a la mañana. Tu familia, tu casa y tu trabajo desaparecen.
Todo, adiós. Goodbye. Arrivederci. Au revoir
De pronto estás en un lugar donde solo hay hambre, trabajos forzados y violencia.
Tu vida es una brutal rutina de sufrimiento constante.
Pregunta: ¿cómo verías tus problemas actuales? Respuesta: pequeños, muy pequeños.
En ese momento, solo tendrías un camino para sobrevivir: encontrar algo o alguien por quien soportar el sufrimiento.
Piénsalo. Quizás te quejas del estrés del trabajo, de las discusiones con tu pareja o de las malditas cuotas de la hipoteca, pero ¿y si miras los problemas con otros ojos?
Puedes ver la vida, con sus cosas buenas y malas, como una oportunidad para mejorar y crecer.
¿Y si el estrés laboral fuera una prueba de resistencia?
¿Y si las discusiones con tu pareja sean una lección de amor?
¿Y si las deudas son el empujón para aprender finanzas?
Puedes cambiar el ¿por qué a mí? por ¿para qué me sirve?
Lo del principio fue la vida de Viktor Frankl, psiquiatra y neurólogo austriaco, superviviente de los campos de concentración nazis.
Frankl lo tiene claro: “aquel que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo.”
Así que, la próxima vez que te encuentres con un problema, recuerda que la vida es como es y en algunos momentos duele.
No puedes evitar sufrir, pero sí puedes encontrar algo por lo que ese sufrimiento valga la pena.
Si quieres saber más sobre Viktor Frankl, su vida y lo que puedes aprender de él, te recomiendo:
Gracias por leer.
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Mira, no soy médico, ni psicólogo, ni preparador físico, ni asesor financiero. Lo que te comparto aquí viene de los libros que leo y que voy poniendo en práctica en mi vida.
Ojo: lo que hagas con estos consejos es cosa tuya. Úsalos bajo tu responsabilidad.